EL DESBORDE POPULAR Y ABSTRACTO DE RODRIGO ZELAYA

Roberto Ochoa Berreteaga

Desde Fidias hasta Le Corbusier, pasando por Miguel Ángel, no es una casualidad asociar la arquitectura con las artes plásticas. De ahí que la primera individual del joven arquitecto Rodrigo Zelaya Macedo no sorprende tanto por la buena técnica de su pincel, sino porque en sus pinturas se han sabido integrar los proyectos profesionales que viene desarrollando en Lima Metropolitana a través de una decena de lienzos (casi todos de formato medio) que permiten identificar espacios y variables urbanísticas que lo han sensibilizado como artista.

El nombre de la muestra no pudo ser más oportuno: IN-FORMAL, CIUDAD EN PROCESO. Y es que lo abstracto de su trazo permite vislumbrar esa delgada línea que separa lo formal de lo informal en el largo proceso urbanístico que caracteriza a nuestra megalópolisis. Desde aquellas coloridas viviendas autoconstruidas en la falda del cerro San Cristóbal hasta el estilo brutalista de las edificaciones burocráticas realizadas durante la dictadura militar (1968-1975) y que marcaron el largo proceso de ese desborde popular que transformó la capital peruana desde la segunda mitad del siglo XX.

“Esta exposición es un recorrido visual por esa Lima que se transforma y se reconfigura sin cesar. Una urbe que desborda las líneas rectas de la planificación y que, en su aparente caos, revela un orden propio…” nos dice el arquitecto.

Cada lienzo nos muestra un orden propio ilustrado con una explosión de color y fuertes pinceladas que fortalecen la abstracción y que -así como reflejan nuestro caos urbanístico- también se interponen con bloques, cuadrículas y coloridas geometrías que apuntan al brutalismo de nuestras edificaciones oficiales. Todo esto con algunos finos detalles (como el uso de láminas de pan de oro) que me trasladaron al esplendor virreinal del centro histórico de Lima.

Creo que un acierto de la curaduría fue incluir algunos bocetos y la elección de la galería del Club Regatas que -pese a su acceso restringido- permite comparar la abstracción urbanística y colorida de los lienzos de Zelaya con el descomunal impacto paisajístico del litoral limeño poblado de edificios en la Costa Verde. De ahí que no deberían cerrar las cortinas de la galería para permitir esta magnífica visión.

Zelaya nos recuerda que “en esta Lima pictórica, el azul del océano se mezcla con el polvo de los asentamientos. Aparecen fragmentos de ventanas, santuarios, tendidos eléctricos, geometrías suspendidas o en ruinas”. El artista reacciona ante la clásica garúa limeña hasta convertirla en finas veladuras. Y es que “la garúa actúa como atmósfera y metáfora, difumina la imagen de una ciudad incomprensible”, asegura.

Como pasivo de la muestra, insisto en que deben abrir las ventanas de la sala, y deben tener más cuidado con el texto que presenta la exposición. Necesita un corrector de estilo y una mejorada impresión. La muestra estará abierta hasta el 29 de agosto.