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16 de abril de 2025

CAJAMARCA: AMPLIACIÓN DEL AEROPUERTO AMENAZA PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN

La última casa hacienda cajamarquina a punto de ser destruida para ampliar el aeropuerto


Roberto Ochoa Berreteaga


Las procesiones y ceremonias propias de la Semana Santa 2025 en Cajamarca mantendrán la misma solemnidad y conmovedora belleza escénica, pero pocos saben que será el último año de existencia para la casa hacienda Tartar y su pequeña pero no menos sorprendente capilla de arquitectura barroca que data del silo XVIII.

Se trata de la última casa hacienda cajamarquina (o cajamarquesa, como dicen los locales) aún en pie que se salvó de la desordenada expansión urbana de los últimos doscientos años. Fue reconocida como monumento histórico por RM Nº 796-86-ED del 30 de diciembre de 1986, que le confiere el valor de Patrimonio Cultural de la Nación, por lo tanto es inalienable, intangible e imprescriptible

La casa hacienda Tartar está ubicado en los extramuros de la ciudad capital. Lo trágico es que sus vetustos muros de arquitectura barroca se alzan al lado de aeropuerto. La amenaza radica en que la construcción de las nuevas pistas de aterrizaje considera la demolición de la casa hacienda y su antiquísima capilla.

Autoridades y empresarios coinciden en la necesidad de ampliar el aeropuerto y celebran la expropiación de los terrenos por donde se ampliarán las pistas de aterrizaje. Sin embargo, la destrucción de Tartar preocupa a la comunidad de artistas, guías de turismo, arquitectos y gran parte de feligresía católica local.

“Se trata del último vestigio de las otrora bellas casas hacienda cajamarquinas, pero, en el caso de Tartar, incluye una obra de arte mural completa, bien conservada, auténtica y con un enorme potencial turístico de fácil conectividad y accesibilidad”, nos dice el Dr. Ricardo Morales, destacado restaurador y ex director del complejo arqueológico Huacas del Sol y de la Luna, en Trujillo.

La pequeña capilla se ubicada en el ángulo noroeste de la casa hacienda y es de solo 20 metros cuadrados distribuidos en dos ambientes separados por una tabiquería de quincha, con los muros y el cielo raso cubiertos de pinturas murales con motivos religiosos.

La capilla conserva un pequeño retablo de madera, estilo rococó, decorado con pan de oro. Consta de un solo cuerpo dividido en tres calles, cuyas hornacinas culminan en arcos de medio punto. Tanto las decoraciones florales internas como las columnas reflejan elementos del refinado estilo rococó.

Se desconoce el nombre del maestro pintor muralista, pero se supone que, según el Dr. Morales, fue “de aquellos que iban ofreciendo su arte por las casas rurales y que firmó concierto de fábrica con el propietario del inmueble y que aún no ha sido identificado en documento de archivo. Una moda o costumbre de hacer este tipo de decoraciones que, quizá, por el poco monto del costo de la obra, no requirió un arreglo notarial”.

En ambos muros de la capilla se aprecian pinturas murales que representan a los cuatro evangelistas. En el muro derecho se encuentra la imagen de San Marcos, representada de frente, con el rostro enmarcado por una barba poblada. Viste una capa azul sobre un vestido rojo y sostiene en su mano derecha una pluma, mientras que en la izquierda sujeta un libro. A su lado aparece un león, su principal atributo iconográfico. La parte inferior de la figura se interrumpe por un diseño ondulado que corta la composición.

Junto a San Marcos, el artista ha representado a San Mateo en posición sentada. Su rostro, enmarcado por una abundante cabellera y barba, transmite una mirada penetrante. Sostiene una pluma en su mano derecha y un libro cerrado en la izquierda. Detrás de él se encuentra su atributo característico: un hombre alado, finamente detallado, con las alas abiertas.

En el muro lateral izquierdo se encuentran los otros dos evangelistas. Cerca del altar está representado San Lucas, con una mirada profunda y una abundante cabellera y barba finamente contorneadas. En su mano derecha sostiene una pluma, mientras que en la izquierda sujeta un libro. Viste una capa azul sobre un vestido rojo, a su lado aparece un toro, su atributo característico.

Junto a San Lucas se encuentra el cuarto evangelista, San Juan, de aspecto juvenil, cabellera larga y rostro liso. Viste una camisa azul y una capa de un rojo intenso que lo envuelve. En su mano derecha sostiene una pluma, mientras que en la izquierda sujeta un libro levemente inclinado. En la parte inferior izquierda de la composición emerge un águila, su atributo.

El ubicar a los cuatro evangelistas como elementos centrales en la capilla es resaltar su valor como sustento de la Iglesia y su doctrina, trasmitiendo la palabra de Dios a través de sus escritos. Considerados como los principales testigos de la vida, muerte y resurrección de Cristo a través de sus evangelios. Se resalta su papel como intermediarios entre Dios y la humanidad recordando a los creyentes la importancia de la escritura en la vida cristiana.

Morales resalta que “en el techo de la capilla se aprecia una representación del cielo, cubierto por nubes y estrellas que a la vez tienen la forma de flores, en cuyo centro emerge el rostro del sol. Este está representado con un color rojo encendido y rodeado de rayos luminosos. Los rasgos faciales, como los ojos, la nariz y la boca, han sido ejecutados con un notable realismo, destacándose como elemento central de la composición. En el cielo representado en el techo de la sacristía, continúa la presencia de nubes y estrellas. En el centro, se distingue una circunferencia cuya imagen principal se ha desvanecido con el tiempo; sin embargo, por su ubicación y características, se supone que en este espacio originalmente se encontraba pintada la luna. En la pared, justo sobre la cornisa de la puerta de ingreso, se encuentra representado el Espíritu Santo en forma de una paloma con las alas desplegadas y el pico orientado hacia abajo, rodeada de un conjunto de nubes que enmarcan la escena”.

El Ministerio de Transportes y Comunicaciones ya expropió la casa hacienda Tartar y los terrenos vecinos para la ampliación de una de las pistas del aeropuerto. Su demolición es inminente y, al cierre de la presente edición, aún no se llega a un acuerdo con los representantes de la Dirección Descentralizada de Cultura de Cajamarca. Sin embargo, se teme que el MTC pase por encima de la DDCultura y ordene la demolición de este bello monumento arquitectónico y artístico.


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