Roberto Ochoa Berreteaga
“Fue como una señal”, recuerda el joven arqueólogo Anthony Villar. Y es que apenas empezaron las excavaciones logramos develar la piedra con la serpiente sonriente. “Al día siguiente apareció una serpiente viva dormitando en esa misma esquina. En esos días mi mi padre nos había visitado.Él es muy buen fotógrafo y defensor del medio ambiente.Le pedí realizará sus tres actividades preferidas en una sola (que fotografiara a la fauna local ofídica frente a la representación de su ancestro cosmológico)
A mediados del siglo pasado, Shoymal hizo noticia durante el II Congreso Nacional de Historia, cuando se mostraron las excavaciones realizadas por Víctor Zubiate Zabarburú con ilustraciones de Hans Horkheimer. Pese a tratarse de grandes bloques de piedra finamente elaborados y con enigmáticos grabados en alto relieve, Shoymal pasó al olvido y la selva cubrió toda esta misteriosa zona arqueológica de manufactura pétrea en medio de la selva de la región Amazonas y a solo quince kilómetros de Chachapoyas.
Tuvieron que pasar 60 años para que un grupo de jóvenes arqueólogos de la Universidad Nacional mayor de San Marcos y la Universidad Toribio Rodríguez de Mendoza, de Amazonas, liderado por Anthony Villar Quintana, volvieran a la zona. Ellos contaron con el apoyo incondicional de los pobladores del lugar. Y los resultados fueron más que sorprendentes.
“A pesar de las difíciles circunstancias del clima y del medio ambiente que tuvimos que afrontar, los resultados fueron fructíferos. Realizamos excavaciones en aproximadamente cien metros cuadrados que nos permitieron observar una gran plataforma compuesta por finos sillares pétreos con un promedio de 1.50 metros de largo. Algunos tienen los grabados identificados hace varias décadas por Langlois y Zubiate”, nos dice Anthony Villar.
Falta descifrar el topónimo Shontal. Según Villar podría corresponder a un “prequechua local. Como muchos sitios de la zona que tienen el sufijo “mal”: Cuimal, Choctamal, Pongomal, etc.”
Una cultura muy antigua
Villar afirma que “si bien el estudio iconográfico me concedió una aproximación cronológica inicial, las excavaciones revelaron que los estratos del periodo Formativo Inicial (1800-1200 a.C.) cubrían esta arquitectura y se asociaban a nuevos edificios. Estos datos nos permiten entender que la construcción de este templo empezó antes del periodo Formativo Temprano. Los tallados en piedra son similares a figuras plasmadas en Buenavista, La Galgada, Huaca Prieta, Cerro Ventarrón, Santa Ana, La Florida, entre otros. Estas asociaciones confirman la gran interacción existente entre la costa y sierra andina con la amazonía durante dicho periodo, en un área que abarcó desde el centro peruano hasta el sur ecuatoriano”.
Sin embargo, reconoció que “si bien lo excavado nos da mucha información, pienso que no hemos trabajado ni en el diez por ciento del sitio”, reveló.
Villar reconoce también que sus excavaciones permitieron identificar una secuencia cultural desde sociedades cazadoras-recolectoras (artefactos líticos) hasta periodos prehispánicos tardíos, a través de la cerámica.
En Shoymal aún no se ha identificado la cantera. “Fue uno de nuestros objetivos iniciales, pero teníamos que concentrarnos en las excavaciones. Vamos a explorar los alrededores siguiendo los mapas geológicos. Algunos vecinos de la zona nos dijeron que la cantera podría hallarse en el cerro Caparina”, sostiene.
“También -explica- hallamos un canal al lado del muro este, pero no se asociaba a este edificio y más bien la caída venía desde el norte. Por eso creemos que por esa área existe más arquitectura y quizá vinculada a una plaza hundida, ya que este canal sirvió para drenar el abundante agua de las lluvias”.
Un dato curioso es que estas excavaciones fueron financiadas por el propio Villar, quien nos adelantó que continuará con sus investigaciones, pero por ahora está dedicado a buscar fondos para los trabajos de laboratorio: fechados radiocarbónicos, análisis de los distintos materiales arqueológicos: muebles, líticos, cerámica y botánicos. “Dichos estudios podrán contribuir en la reconstrucción de la historia de Shoymal y el entendimiento de las sociedades que habitaron y construyeron el sitio”, concluye el arqueólogo sanmarquino.
Ubicación
Distrito de Chiliquín, provincia de Chachapoyas, departamento de Amazonas.
Antecedentes de investigación en Shoymal
En 1940 el general francés Louis reporta la existencia de una piedra prismática de corte cuadrangular, de 1.50 m. de largo, con un grabado en una de sus caras que hallada en el bosque.
En 1948 Victor Zubiate Zabarburú, en aquel entonces Inspector Arqueológico de la Sierra Norte, realizó excavaciones no sistemáticas en Shoymal, con la autorización de la Dirección del Museo Nacional de Antropología y Arqueología.
Las excavaciones de Zubiate expusieron parte de algunos muros con fina mampostería pétrea, donde se observaban algunos grabados, uno de los cuales fue dibujado por Hans Horkheimer y presentado en 1959, en las Actas y Trabajos del II Congreso Nacional de Historia del Perú.
Ninguno de estos investigadores reconoció el periodo ni la funcionalidad de Shoymal, aun cuando destacaron su importancia de estudio. Por esta razón en 2020 el arqueólogo sanmarquino Anthony Villar Quintana realizó exploraciones en la zona, acompañado de Miuler Villar Sanchéz y guiados por Euler Salazar Quiroz, habitante de Vituya, pueblo cercano a Shoymal.
Los resultados de estas exploraciones fueron presentados en la “61º Reunión Anual del Institute of Andean Studies” en 2021 y en el “V Encuentro Internacional de Arqueología Amazónica” en 2022. Asimismo, decidió ampliar más las investigaciones, a través de excavaciones arqueológicas sistemáticas, las cuales se realizaron en febrero de 2023.
Equipo de Investigación
El proyecto de investigación arqueológica se encuentra conformado por arqueólogos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y la Universidad Nacional Toribio Rodríguez de Mendoza de Amazonas (UNTRM). Liderado por el arqueólogo Anthony Villar Quintana (UNMSM), quien dirige el equipo de campo integrado por Jhon Zuñiga Tapia (UNMSM), José Palomino Gutiérrez (UNMSM), Leyla Irigoin Silva (UNTRM), Bradymir Bravo Meza (UNMSM), Yesly Cruz Carhuajulca (UNTRM), Fernando Picón Llanca (UNTRM), Yacely Bravo Farceque (UNTRM), Raul Bacalla Tenorio (UNTRM), y los pobladores de Vituya, Mercedes Puerta Culqui y Ronald Lazo Ladera. Por su parte el equipo de laboratorio está conformado por María Rodríguez Arauco (UNMSM) y Boris Orccosupa Ccapcha (UNMSM).