28 de enero de 2025
LA ENIGMÁTICA PAREJA MÍTICA DE PORO PORO
Udima, Poro Poro y Monte Calvario son localidades cajamarquinas pero están vinculadas históricamente a Lambayeque. Entre sus bosques y zonas de cultivo existe una urbe pétrea y unas pinturas murales antiquísimas que pueden modificar la historia prehispánica del norte peruano.

Roberto Ochoa Berreteaga
Hace tres mil años un numeroso grupo de peregrinos llegó a las nacientes del río Zaña para los rituales de ley en un espacio que hoy es conocido como “Monte Calvario”: un acantilado rocoso decorado con las pinturas de una pareja mítica que pudo ser una de las primeras manifestaciones plásticas del mundo andino. Un bosque frondoso rodeaba el altar de piedra manufacturadao de acuerdo a las técnicas de la época. La sacralidad del lugar era resaltada con los manantiales, cascadas y acueductos que acentuaban su cualidad de pacarina o lugar de origen de alguna etnia que gobernaba desde estos contrafuertes andinos hasta las desembocaduras de los ríos que pasan por Oyotún, Zaña, Cayaltí, Sipan y Chiclayo.

Poro Poro y Udima está ubicado en la región Cajamarca pero está vinculado más a la región del vecino Lambayeque. Plazas, escalinatas, altares, acueductos –todo de piedra- se mantuvo oculto durante siglos por la frondosa vegetación. Su arqueología fue conocida gracias a las investigaciones de Boris de la Piedra y Absjorn Pedersen, quienes la presentaron en un congreso de arte rupestre celebrado en 1967. Sin embargo, tuvieron que pasar poco más de una década para que los arqueólogos volvieran a interesarse en la zona, pese a su monumentalidad y sobrecogedora belleza. Uno de estos arqueólogos fue el Dr. Walter Alva. En una comunicación personal resaltó la importancia del lugar como para reescribir la historia de las culturas prehispánico del norte peruana.
En el año 2011 el arqueólogo Daniel Castillo Benites dirigió un amplio estudio de las pinturas rupestres de Poro Poro (ver …) donde insistió en que la zona pudo ser uno de los primeros santuarios del mundo andino: “La monumentalidad del lugar así lo reafirma. Cabe destacar que en el Período Formativo hay distintos lugares que fueron construidos exprofeso para actividades rituales, y los hay tanto en la costa, sierra e incluso hasta hace poco encontramos evidencia que interactuaron con la selva. Las estructuras de piedra en Poro Poro nos revelan la fuerza de trabajo desplegada en el lugar, en la planificación sus constructores tenían en cuenta detalles como escalinatas, plazas, tumbas, le dan resonancia vinculante de ser un espacio consagrado para actividades netamente rituales”.

Por aquellos años también se gestionó con éxito la creación de la zona reservada Udima, un área natural protegida que sirvió para preservar la monumentalidad de la vecina zona arqueológica. Castillo Benites insiste en la importancia arqueológica del lugar, al afirmar que “fue una acertada decisión el de preservar el bosque y sus sitios arqueológicos, de caso contario el sitio hubiera sido depredado, saqueado y perdido mucha información. La zona es importante porque fueron los abuelos de los Moche. Además, porque en el periodo Formativo la civilización se estaba organizando y se gestan algunos detalles como las deidades con características felínicas”.

Su importada en la historia del arte nacional es bien explicada por Castillo Benites: “Reviste de singularidad debido a que muy cerca del lugar monumental de Poro Poro de Udima, se han plasmado pinturas rupestres en un farallón de doce metros de altura donde se pintaron representaciones visuales de 2.20 metros. Se trata de un sitio único cargado de todo un simbolismo que refuerza la concepción ideológica de su época. Entre las imágenes destaca la pareja mítica, además de shamanes y otras imágenes que fueron símbolos que comunicaban un mensaje en su época. Todo esto es importante porque en los últimos treinta años hemos rastreado representaciones visuales sea en pinturas rupestres, petroglifos y geoglifos; entre ellas al dios Con, la dualidad de personajes, shamanes y la pareja mítica que ya está demostrada su identificación y documentado científicamente”.


Además, las pinturas rupestres de la pareja mítica de Monte Calvario guardan un detalle poco común: el uso del color verde y su semejanza con los diseños de un antiquísimo telar descubierto en Huaca Prieta (frente al mar y uy cerca a Trujillo) por el arqueólogo Junius Bird. La pieza textil y su enigmático diseño es casi mil años más antigua que las pinturas rupestres de Monte Calvario.



Udima y Poro Poro esconden muchos secretos que pueden cambiar la historia local del norte peruano prehispánico, sin embargo, la zona aún no se integra a los circuitos tuírsticos. “Después de la pandemia, que golpeo el turismo, se generaron nuevas tendencias –sostiene Castillo- y es que el turista busca nuevos sitios de gran sentido histórico incluyendo la naturaleza. Poro Poro no es ajeno a ello, sin embargo, faltan mayores estudios que muy bien pueden aportar en el contenido y una planificación de la zona para evaluar que potenciales tiene para el turismo a fin de aportar un corredor y algunos circuitos”.