6 de agosto de 2024
Waqrapukara: descubrimientos arqueoastronómicos
Waqrapukara es el nombre popular con el que se conoce a una hermosa como enigmática waka construida sobre una gran formación geológica que semeja a un descomunal torreón rematado en su cima por dos enormes peñones o columnas a manera de cuernos.
Escribe: Erwin Salazar Garcés – Investigador en Astronomía Cultural y consultor de Planetarium Cusco.
Parece una monumental fortaleza. De allí su nombre quechua que significa “la fortaleza de los cuernos”. Encima del torreón, y junto a los peñones, se encuentra una pequeña meseta o explanada sobre la cual antiguos pueblos preincaicos y más tarde los Inkas, edificaron ambientes con grandes nichos de doble y triple jamba así como otros más sencillos y de diferentes tamaños que, con seguridad, tenían uso ritual – religioso - astronómico. El sorprendente paisaje con sus increíbles farallones y formas geológicas talladas durante miles de años por feroces vientos e interminables diluvios nos dejó un lugar de apariencia fantasmagórica y surrealista.
El nicho de tres jambas, el más importante de Waqrapukara. Señala el orto solar en el solsticio de invierno (21 de junio), fiesta del Inti Raymi.
Se ubica dentro de la provincia de Acomayo, distrito de Acos, en el departamento del Cusco. Para llegar hasta allí es necesario hacer un viaje de unas dos horas en carro hasta punta carretera y luego iniciar una larga caminata hasta llegar a esta joya natural y arquitectónica.
Ya lo había adelantado el periodista Roberto Ochoa (ver siguiente reportaje), cuando describe Waqrapukara como una mezcla de fortaleza, santuario y observatorio astronómico. En efecto, la arqueología ha determinado su uso como fortaleza por sus diferentes características propias de un fuerte o lugar de alta seguridad. Luego la antropología, más la evidencia arqueológica, ha concluido que su ubicación y el uso de nichos de doble y triple jamba son edificaciones propias de un santuario donde se rendía culto a los elementos, deidades celestes, momias o “mallkis”, ídolos, etc. Y ahora, gracias a la arqueoastronomía, estamos en condiciones de anunciar las vinculaciones que contiene Waqrapukara con las posiciones de orto y ocaso de objetos celestes (y dioses) como el Sol y las estrellas con fines ceremoniales y calendáricos.
El nicho que apunta a la salida helíaca de Urkuchillay, la llamita celeste
Nuestras mediciones y cálculos hechos antes de la pandemia fueron ampliadas, verificadas y actualizadas durante una reciente visita que hizo al lugar mi hijo, el Ing. Siwar Salazar con un grupo de amigos. Los cálculos de los alineamientos fueron hechos con referencia al año 1450 d.C. fecha en la que se supone que el Tawantinsuyu estaba en su máximo auge y Waqrapukara así como todos los pueblos de esa zona estaban sometidos por el Cusco y bajo la jurisdicción del Kuntisuyu. Completados los datos hemos verificado la relación íntima entre la arquitectura de la meseta de Waqrapukara, con sus nichos apuntando hacia alineamientos astronómicos muy precisos.
Así, el nicho de tres jambas que se halla más al norte de la pequeña meseta nos parece la más importante y la más sagrada porque marcaba con precisión la posición del orto solar en el solsticio de invierno (21 de junio), inicio de algún calendario y fiesta principal del Sol: el Inti Raymi. También ese nicho señalaba la primera salida helíaca del cúmulo de Las Pléyades, la constelación de la Qollqa anticipando en más de dos semanas a esta solemne fiesta inkaica. Dos efemérides de capital importancia en la vida del Tawantinsuyu. Bajando hacia el sur y a mano derecha encontramos un nicho más pequeño, de una sola jamba, que mira hacia el oeste. Señala con precisión el ocaso solar durante los equinoccios, en setiembre y marzo, coincidente con otras festividades menores como la Situa, Qoya Raymi o el Aymuray.
A la vuelta de este nicho, hacia la izquierda y, mirando a una placita, está otro gran nicho doble y de dos jambas que mira hacia el sur. No apunta exactamente al sur geográfico o magnético sino más bien a unos 12 o 13 grados desplazado al este. No existe en este punto ninguna referencia de estrellas brillantes u otros objetos celestes importantes por lo que se supone que debía haber otra causa que desconocemos; tal vez un apu tutelar próximo, tal vez la rotación aparente del cielo nocturno, o quizá mostrar sus deidades a la gente reunida en la placita para llevar a cabo alguna ceremonia o ritual cuyas fechas desconocemos.
Hacia la derecha de este nicho, a la vuelta, encontramos otro gran nicho doble y con una sola jamba que apunta hacia el este. Marca la posición del orto solar en los equinoccios y también de noche probablemente la aparición, en fechas oportunas, de la constelación de Orión, la chakana grande o mayor del cielo que divide los hemisferios celestes.
Continuando nuestro periplo y bajando hacia el sur de la placita nos encontramos en un nivel más bajo luego de acceder por unas gradas de piedra. Allí encontraremos por lo menos tres nichos más de una sola jamba. Uno de ellos, que mira al este, marca con precisión el orto solar en los equinoccios; más al sur, otro pequeño nicho que apunta, hacia el noreste, la salida helíaca de la constelación occidental de la Lyra conocida por los Inkas como Urkuchillay, la pequeña llamita macho. Y llegando hacia una especie de balcón comprobamos que su acimut señalaba la salida helíaca de otra famosa constelación inkaica: el Amaru, conocida por nosotros como la constelación del Escorpión. Todas estas estrellas son visibles durante la época del secano, cuando los cielos serranos son diáfanos, sin nubes y sin lluvia.
El nicho que señala el ocaso del Sol en los equinoccios.
Quedan varios nichos aún en proceso de estudio y verificación los que, junto a los que fueron expuestos líneas arriba, y fundamentados con los datos arqueoastronómicos más precisos serán publicados próximamente en la tercera edición de mi libro Astronomía Inka.
CONCLUSIÓN: Desde la perspectiva de la arqueoastronomía, Waqrapukara se constituye en una de las wakas más extraordinarias y ricas en alineamientos astronómicos hallados hasta ahora. Al margen de probables e inevitables coincidencias, representa un ejemplo de la aplicación de avanzados conocimientos de los movimientos del Sol y de las estrellas para ser usadas, dentro de su arquitectura y su cosmovisión, para conectar el cielo con la tierra, equilibrar y armonizar el orden natural y consolidar el carácter religioso – cósmico de su sistema de creencias. Extraordinario lugar que hay que conocer y al que están todos invitados. ¡Una aventura imperdible!
ENIGMAS DE WAQRAPUKARA (*)
Por Roberto Ochoa Berreteaga
¿Fortaleza, santuario, observatorio astronómico? son las interpretaciones para este enigmático monumento de arquitetura inca clásico quese alza sobre los 4, 300 msnm, como si se tratara de una corona pétrea sobre los abismos del cañón del río Apurímac, al sur de la ciudad del Cusco.
Este enigmático recinto está construida en la cima de la montaña Waqrapukara, y nos ofrece un paisaje de cadenas de montañas que se pierden en el horizonte, así como gigantescas formaciones pétreas que le dan profundidad al valle del río Apurímac. Los pisos ecológicos que recorreremos en la rita son quecha, suni y puna, observando su flora y fauna característica.
Al llegar, lo primero es el asombro. El paisaje que rodea a Waqrapukara es sobrecogedor y uno de los más espectaculares del mundo andino. El páramo altiplánico es interrumpido por los bordes de un inmenso cañón. Feroces ráfagas de viento ascienden por los abismos erosionando las cumbres hasta formar caprichosas figuras en lo alto de la quebrada. A esto se añaden los repentinos cambios de temperatura, con el calor y la fuerte radiación propia del mediodía que contrasta con el frío de hasta menos 10 grados Celsius bajo cero en las madrugadas.
Las curvas en las terrazas de piedra tallada parecen sujetar a la Waqra (cuerno), que semeja una corona de doble pico o esos gorros de los waris, pero de solo dos puntas. En medio de ella, hay una cueva natural con intervención inca y una pequeña ventana que da al abismo, que también permite una magnífica visión del cielo nocturno, poblado con constelaciones, planetas y estrellas de enorme valor en la cosmovisión andina.
El monumento arqueológico está rodeado de impresionantes andenes, plazas y un bosque de piedras que semejan tronos con gigantes mitológicos contemplando el paisaje cordillerano.
"Waqrapukara no tiene nada que envidiar a los mejores destinos de turismo cultural, de aventura y de alta montaña", nos dice el explorador James Posso, de la agrupación ÑánPerú. "Como monumento arqueológico es una maravilla, pero hay que añadirle el impacto paisajístico de su entorno y las espectaculares formaciones pétreas".
"Me sorprendió hallar hornacinas de triple jamba", reconoce el arqueólogo Miguel Cornejo. "Sólo las he visto en Pachacámac y Maukallaqta". Y añade que en los cuatros sectores identificados por Cornejo "existen evidencias que definen Waqrapukara como un santuario con poder político y religioso".
ARQUITECTURA DE PODER
Así lo califica el experimentado arqueólogo Miguel Cornejo Guerrero, quien investigó la zona en el 2010, en el marco de una investigación organizada por la Municipalidad de Acos y la ONG Proyecto 1409. "Waqrapukara es un santuario inca de primer orden, que denota un inmenso poder político y religioso aún no descifrado", asegura.
"Cuatro antiguos caminos llegan al sitio, pero antes de acceder a Waqrapukara se llega a un espacio vivo formado por la erosión fluvial y eólica. Todo el entorno natural advierte desde lejos que se está llegando a un sitio especial, fuera de lo común, de una belleza incomparable. Sobre esta espectacular visión de formaciones naturales, los incas amoldan o insertan una maravillosa arquitectura ceremonial, fusionando y haciendo suya toda la creación natural con lo mejor de su arquitectura artística", añade el arqueólogo de la PUCP.
Antes de Cornejo, entre los años 2005 y 2008, el arqueólogo cusqueño Miguel Colque Enríquez realizó un impecable trabajo de restauración, previa investigación para determinar profundidad de cimientos, técnicas constructivas y evitar que las estructuras colapsen.
Tanto Posso como Cornejo coinciden en que la zona alberga otros yacimientos arqueológicos que podrían conformar todo un circuito turístico de primer nivel en el sur de Cusco. Se trata de Tambopukara, Yactapukara y Ayapukara, apenas conocidos por los lugareños.
Y lo mejor es que permite al viajero acampar en los alrededores del monumento, sin la presencia masiva de visitantes, sin horarios y con la posibilidad de gozar esa deliciosa sensación de estar descubriendo una nueva maravilla siguiendo esa antigua red de caminos que aún persiste en Acomayo.
El monumento arqueológico de Waqrapukara, ubicado en el distrito de Acos, provincia de Acomayo (Cusco), fue declarado patrimonio cultural de la nación mediante Resolución N° 128-2017, emitrida por el Vice Ministerio de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura.
La mencionada resolución fue publicada el miércoles 19 de julio del año 2017 en el boletín de Normas Legales del Diario Oficial El Peruano, a iniciativa de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco, entidad que elaboró el expediente técnico para dicho reconocimiento.
DATOS
*El Ministerio de Cultura de Cusco ha implementado una zona para campamentos cerca al monumento arqueológico. Es necesario un buen equipo para caminatas y para soportar el frío nocturno.
Este sitio arqueológico se encuentra en el fundo de Percca, distrito de Acos, provincia de Acomayo en la región Cusco, a unos 4160 msnm.
Para llegar a este sitio lo mejor es salir de Cusco y tomar la autopista que va a Puno. A la altura del kilómetro 91 se encuentra el puente de Chuquicahuana , sobre el río Vilcanota, donde empieza la carretera que pasa por Sangarará –epicentro de una batalla durante la rebelión de José Gabriel Condorcanqui– sigue por Acomayo y termina en Acos, al pie del imponente cañón del río Apurímac.
A Waqrapukara se puede llegar desde Acomayo siguiendo el ramal de Huáscar que va hasta la comunidad campesina de Huayqui. Se trata de un camino de herradura de aproximadamente 7.5 kilómetros.
El segundo acceso a Waqrapukara se realiza desde Sangarará, siguiendo hacia el suroeste, a través de un camino de herradura de casi 15 kilómetros de longitud.
La tercera ruta pasa por la comunidad campesina de Huáscar, a través de un camino de herradura. Por último, se puede acceder al sitio desde la comunidad campesina de Chosecani, siguiendo la huella de un camino prehispánico.
*Los Incas ocuparon el sitio de Waqrapukara(Fortaleza del Cuerno, en clara alusión a su formación rocosa), luego de conquistar al grupo étnico de los Kanas. De este vocablo quechua es que proviene el nombre de la sureña provincia cusqueña donde se ubica este magnífico sitio arqueológico.
(*) Publicado en el 2018 en la revista DOMINGO, de la República, con fotos de James Posso