RETROSPECTIVA DE CARLOS QUÍZPEZ ASÍN EN MIRAFLORES
Lienzos, carboncillos, bocetos de murales y otras maravillas del artista plástico hasta el 5 de mayo en el Palacio de las Artes
Carlos Quíspez Asín nació en 1900 pero tuvo que esperar 80 años para recibir un reconocimiento del Estado peruano… y no pudo asistir a la ceremonia por los males que lo quejaban.
Llegó becado a España en plena ebullición de los movimientos artísticos vanguardistas. Conoció a Salvador Dalí pero más influyó el cubismo. Sin embargo, nunca aceptó el calificativo de “cubista-indigenista” (se definía más como “cubista peruano”) y despreciaba a los surrealistas… Y reconoció que vendió sus primeros lienzos a los 60 años.
Su arte reconoce influencias vanguardistas pero él siempre le dio su lugar a esa influencia atávica del arte prehispánico. En una recordada entrevista con Luis Freire, para el diario El Observador, CQA dijo “oiga usted, yo creo que sí tengo alguna característica en mi pintura, es un afán de buena composición y equilibrio, y eso no me lo ha enseñado ningún profesor ni ningún libro, sino habituarme a bver las cosas precolombinas especialmente lo Nazca…”.
En Wikipedia podemos leer un buen resumen de su obra: “Tres son las referencias principales utilizadas por el artista como punto de partida para la concreción de su propuesta pictórica. En primer lugar, su concepción estética. En segundo lugar, el convencimiento de que la batalla por el arte de vanguardia había que librarlo en Lima donde primaba el Indigenismo liderado por José Sabogal y en tercer lugar, el desarrollo de los medios expresivos como resultado de su propia elaboración de la propuesta de un estilo constructivista, un rigor geométrico en la composición y una ajustada armonía de los colores…”
Para conocer su vida y obra lo mejor es visitar la exposición HOMENAJE Carlos Quízpex Asín Más, que permanecerá hasta el 5 de mayo en los ambientes del Palacio de las Artes de la Municipalñidad de Miraflores, en el Parque Kennedy.
La retrospectiva está bien instalada en los ambientes del Palacio de las Artes pese a que sus ambientes no pierden ese temperamento burocrático y no se han resuelto algunos detalles incongruentes, como las esculturas ubicadas en el ingreso principal, los techos exhibiendo sus horrorosas intimidades y el piso con huecos y parches que son tan fáciles de solucionar.