Un fenómeno que no se vio el año pasado (casi no hubo invierno) y que podría ser el último pues toda esta zona está siendo lotizada, invadida y cercada con muros de concreto.
El avance de las urbanizadoras ha afectado enormes espacios en las faldas de las lomas de Jatosisa, donde antes paseaban los caminantes y pedaleaban los ciclistas. Esta invasión de ladrillo y cemento afectó también al amancae, pues cada día queda menos espacio para el renacimiento de la flor emblemática de Lima.
Debemos recordar que el florecimiento del amancae dura pocos días, de ahí la importancia de visitar esta zona para contemplar un fenómeno que amenaza desaparecer por el desmedido avance de la urbanización, tal y como sucedió en las pampas de amancaes del Rímac, donde hoy se levantan asentamientos humanos y urbanizaciones que arrasaron con el frágil ecosistema del amancae.