CHINKANAS O TÚNELES DEL TIEMPO
LAS PALEOMADRIGUERAS DE CHUMBIVILCAS
Por Rainer Hostnig
NOTA DE REDACCIÓN: Del 26 al 29 de noviembre, la sede del Ministerio de Energía y Minas será escenario del I Congreso Internacional de Paleontología. Una de las ponencias más esperadas es la del investigador austriaco Rainer Hostnig, radicado en Cusco, quien realizó el primer inventario integral de pinturas rupestres en el Perú. También es autor de Carabaya, paisajes y cultura milenaria; Santuario Nacional de Ampay; entre otros reveladores libros editados con sus propias fotografías. Aquí presentamos un breve resumen del capítulo de su nuevo libro en preparación, dedicado a la provincia cusqueña de Chumbivilcas:
Crédito Imagen: Amilcar Adamy/CPRM & Steve Stephens
Durante el Pleistoceno, los ecosistemas montañosos de los Andes peruanos albergaban una gran diversidad de fauna, que se fue extinguiendo debido a cambios climáticos y otros factores. Esta era geológica estuvo marcada por ciclos de glaciación y desglaciación, alternando climas extremadamente fríos con períodos más templados. Hacia su final, la megafauna había disminuido significativamente, aunque todavía persistían grandes herbívoros como caballos y diversas especies de xenartros, un grupo exclusivo de mamíferos americanos que incluía perezosos y armadillos gigantes, así como depredadores como los tigres dientes de sable. Estos animales compartieron el hábitat con los primeros humanos que llegaron a los Andes, pero se extinguieron poco después, hace entre 10,000 y 11,000 años. Su desaparición pudo haber sido acelerada por la sobrecaza y factores ambientales aún no completamente comprendidos.
Si los primeros hombres llegaron al actual territorio del Perú hacia fines del Pleistoceno, es plausible suponer que pronto ascendieron hacia la zona andina para aprovechar los recursos En esa época, aún existían en los Andes ciertas especies de megafauna prehistórica, como megaterios y gliptodóntidos, caballos, tigres de sable y los antepasados de las especies actuales de cérvidos y camélidos silvestres. El clima era considerablemente más frío que en la actualidad debido a la presencia de grandes masas de nieve perpetua en las partes altas de las montañas.
Hacia fines del Pleistoceno, los primeros grupos humanos ascendieron a las zonas andinas en busca de los recursos que ofrecían sus ecosistemas. En aquel entonces, la región contaba con un clima mucho más frío que el actual, caracterizado por extensas áreas cubiertas de nieve perpetua en las partes altas de las montañas. Es posible que las primeras comunidades humanas que se adaptaron a este entorno desafiante, coexistían por un tiempo corto con especies de megafauna hoy extinta como perezosos y armadillos gigantes, además de los antecesores de los actuales camélidos y cérvidos.
Las paleomadrigueras de Chumbivilcas
Tanto los perezosos terrestres gigantes como los armadillos gigantes solían excavar la roca para crear túneles que les servían como madrigueras y para protegerse del frío que reinaba en las alturas de Chumbivilcas durante las glaciaciones. Estos túneles, resultado de la actividad biológica de estos animales, son llamados icnofosiles en la terminología paleontológica. Nos proporcionan valiosa información sobre la vida y hábitos de estos animales que se extinguieron hace miles años atrás. En este capítulo nos adentraremos en el fascinante tema de estos icnofósiles. Familiarizaré al lector primero con los resultados de algunos estudios sobre la materia en cuestión, para luego presentar los avances de la investigación realizada en Chumbivilcas, la distribución geográfica de las paleomadrigueras registradas hasta la fecha, sus características morfológicas, la hipótesis sobre los mamíferos prehistóricos que las excavaron, hasta su reuso por las culturas prehispánicas.
Crédito Imagen: Amilcar Adamy/CPRM & Steve Stephens
Crédito imagen: Theodoros Karasavvas, Ancient Origin, 11.4.2017
Los geólogos y biólogos peruanos, especializados en paleontología, se dedican al estudio de fósiles de organismos que vivieron en el pasado geológico. Este campo de estudio incluye los icnofósiles, que son huellas, rastros, madrigueras y otros signos de actividad biológica de estos organismos, tanto invertebrados como vertebrados. Un ejemplo es el estudio de huellas de dinosaurios y otros animales, así como de paleomadrigueras de ratones. Sin embargo, no existen en el Perú antecedentes de investigación sobre paleomadrigueras excavadas por grandes vertebrados del Pleistoceno, estructuras que se han conservado en el registro geológico.
Para obtener información sobre este tema específico, debemos recurrir a estudios sobre paleomadrigueras de grandes vertebrados realizados en otros países de Suramerica, principalmente en Brasil y Argentina en los últimos veinticinco años. Un reportaje de National Geographic del año 2019 sobre el hallazgo de numerosas paleomadrigueras (llamadas paleotocas en portugués) en el Estado de Rio Grande do Sul, algunas de ellas de gran tamaño, convirtieron estas estructuras subterráneas en una sensación a nivel mundial (:…)
Galerías subterráneas de Chumbivilcas
En la cuenca del río Santo Tomás, en los distritos de Santo Tomás, Llusco, Quiñota y Colquemarca, se conocen desde tiempo atrás números abrigos rocosos, cuevas y galerías subterráneas. Las de mayor profundidad son conocidas como chinkanas o túneles que en el imaginario de los pobladores se conectan con lugares distantes y suelen ser lugares misteriosos cargados de leyendas y mitos. Chinkana es un nombre quechua y significa “lugar donde se pierde o extravía”, o simplemente “túnel” o “laberinto”. Las chinkanas siempre han despertado la curiosidad de la gente, principalmente por su profundidad y la estructura laberíntica en algunos casos.
Entre los pobladores existen diferentes teorías sobre su origen. Frecuentemente se asocian con obras incaicas y existe la idea de que se trata de pasadizos que comunican lugares distantes como el Cusco. O que fueron excavados por quienes buscaron esconderse o escapar del enemigo. En la actualidad, varios de los túneles han sido clausurados para evitar accidentes o, como en el caso de un túnel descubierto en Colquemarca, para prevenir el saqueo y para permitir más adelante estudios con rigor científico.
Las galerías subterráneas de Chumbivilcas, con excepción de algunas cuevas de origen kárstico como la de Huarari en Colquemarca, Chancaray en Quiñota y Banderayoq en Colquemarca, las encontramos casi exclusivamente en áreas donde dominan geológicamente los depósitos de toba volcánica o toqra. Es en estas formaciones rocosas en las que a lo largo de miles o quizás cientos de miles de años, diferentes especies de grandes mamíferos fosoriales (con capacidad para excavar), produjeron túneles de distinta longitud y complejidad. Estas galerías subterráneas les sirvieron para protegerse del intenso frío que reinaba durante las glaciaciones pleistocénicas y para el cuidado de las crías.
Distribución geográfica de las paleomadrigueras
La extinción de la megafauna se atribuye a razones aún no completamente esclarecidas, suponiéndose causas tanto ecológicas como antropogénicas. No se sabe con certeza si los primeros grupos humanos que se expandieron por Chumbivilcas tenían conocimiento de los perezosos gigantes ni si estos formaban parte de su dieta cárnica. Sin embargo, es razonable suponer que, en su búsqueda de refugios frente a las inclemencias climáticas, pudieron haberse topado con los túneles o madrigueras cavados por estos animales. Las cavidades más grandes, como las de Llamamachay en Colquemarca, probablemente sirvieron como campamentos temporales o permanentes para grupos numerosos de cazadores-recolectores.
Desde la identificación de las cuevas de Llamamachay como de posible origen animal (Hostnig, 2019), el número de estructuras subterráneas y abrigos rocosos que pueden ser clasificados como paleomadrigueras excavadas por megafauna extinta, ha crecido considerablemente. Solo entre 2023 y los primeros meses del 2024 se pudo registrar dos docenas de sitios en cuatro de los ocho distritos de la provincia. Estos sitios se encuentran dispersos en ambas márgenes de la cuenca del rio Santo Tomás y se conforman de tres tipos de estructuras: a) Túneles o galerías complejas con ramificaciones; b) túneles sin ramificaciones y c) cavidades en forma de abrigos rocosos.
El sitio más bajo es Llamamachay, ubicado a 3460 metros sobre el nivel del mar en el sector de Qollota, Colquemarca. El más alto, a 3,975 metros, es Chinkana Aya Aya, cerca del pueblo de Llique en el distrito de Santo Tomás (…)
Las marcas en las paredes
Aparte del tamaño y la morfología de los túneles, otra evidencia del origen biológico de las estructuras subterráneas son las marcas en las paredes del interior que provienen de las garras de los animales excavadores. Estas son particularmente notorias en las cuevas de Llamamachay, donde cubren todas las paredes y parte del techo de las galerías que se elevan a 4 metros de altura. Por la profundidad de las huellas de las garras y la distancia de las huellas más altas desde el piso de las cuevas se puede inferir que los animales deben haber sido de dimensiones considerables.
El estudio detenido de las marcas de garras por parte de paleontólogos será necesario para poder determinar las especies de xenartros que excavaron los túneles. En Brasil fueron halladas huellas de dos, tres y cuatro dedos y existen estudios detallados sobre el tema. Sin embargo, no todos los túneles exhiben marcas de garras en sus paredes o techo, un fenómeno también observado en el Brasil. Según los expertos, las huellas pueden haberse borrado por la continua fricción del pelaje de los animales en las paredes a lo largo de los siglos o milenios como nos hacen saber Frank y colegas (2013). Calculando el enorme volumen de material excavado y removido y la energía requerida para logarlo, ellos asumen que los animales tardaron muchos años o siglos para excavar los túneles sucesivamente y que demandó el esfuerzo de varias generaciones de grandes familias de xenartros. Los túneles de diámetro pequeño pueden haber sido ampliados y profundizados por otra especie más grande (…)
Las “chinkanas” en la cosmovisión andina y el imaginario colectivo
Las cuevas y galerías subterráneas en el mundo andino siempre han estado impregnadas de misterio y sacralidad. Urbani y Urbani (2024) ofrecen una revisión exhaustiva de las crónicas españolas de los siglos XV y XVI que mencionan las cuevas, chinkanas y los mitos de origen de Cusco.
Ginett Pineda (2013:130) explica que “las chinkanas eran las entradas al inframundo, la senda al vientre de la madre tierra, lugar asociado a la fertilidad. Junto con los apus y los manantiales, las cuevas representaban los conductos por los cuales la Pachamama dio a luz a los distintos ayllus”. En la cosmovisión andina, el uku pacha representa el mundo subterráneo y encuentra su manifestación tangible en las cuevas.
En la región de Cusco, las chinkanas son pasajes y galerías prehispánicas de estructura laberíntica ubicadas bajo templos y en formaciones kársticas, como Lanlacuyoq, una waka o lugar sagrado donde los sacerdotes incas se comunicaban con los dioses. Estas estructuras han alimentado el imaginario popular durante siglos y se mencionan en leyendas y relatos sobre los métodos usados por los incas para esconder tesoros y protegerse de las invasiones, especialmente durante la conquista española (Rossano Calvo, 2003). Según la tradición oral, estos pasajes subterráneos conectaban templos importantes, como el Coricancha (Templo del Sol), con otras áreas sagradas y la fortaleza de Sacsayhuamán. No obstante, las investigaciones arqueológicas realizadas en las últimas décadas no han confirmado la existencia de los extensos sistemas descritos en las leyendas.
El concepto de chinkanas como túneles que conectan subterráneamente lugares distantes está ampliamente difundido en la región andina. Por ello, no sorprende que en Chumbivilcas el imaginario colectivo también asocie los paleotúneles con estas estructuras supuestamente incaicas. (…)
A través de un estudio interdisciplinario de los paleotuneles hallados en Chumbivilcas podríamos obtener no solo datos significativos sobre la taxonomía y biología de los animales que excavaron los túneles, sino también sobre aspectos paleoambientales. Nos ayudarían a comprender mejor la historia de la vida en la región durante tiempos geológicos remotos, particularmente sobre los mamíferos gigantes que tenían su hábitat en esta región del Perú.
Por último, las paleomadrigueras de Chumbivilcas, por los valores mencionados, representan una parte significativa del valioso legado natural y cultural del Perú. Es imperativo que el Estado, a través del Instituto Nacional de Geología, Minería y Metalurgia, entidad competente en materia de paleontología, les otorgue el debido reconocimiento y, conjuntamente con los gobiernos locales, la protección adecuados como patrimonio paleontológico. Por la cantidad de estructuras subterráneas identificadas como paleomadrigueras de megafauna extinta, los sitios merecen ser declarados, además, como una nueva zona paleontológica del Perú.
Referencias bibliográficas
Calvo, C., R. (2003). La chinkana del Cusco. En Cusco monumental: patrimonio y sociedad (pp. 31-36). Diario El Comercio.
Frank, H.T., Lima, L.G., Gerhard, N.P., Caron, F., Buchmann, F.S.C., Fornari, M., Lopes, R.P. 2013. Description and Interpretation of Cenozoic Vertebrate Ichnofossils in Rio Grande do Sul State, Brazil. Revista Brasileira de Paleontologia, v. 16, n. 1, p. 83-96.
Hostnig, R. (2019a). Paleomadrigueras con petroglifos: El caso de Llamamachay en Colquemarca, Cusco. Boletín de la SIARB, N° 33, 34-35, La Paz
Pineda, G. (2018). Rescatando a la Pachamama, PhD Thesis, University of Kansas
Urbani, F. y Urbani, B. 2024. Americae Sub Terra: Crónicas sobre cavernas americanas en los siglos XV y XVI. Caracas: Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat, Socied Venezolana de Espeleología y Fundación Geos. xvi + 654 pp.